El nacionalismo en la encrucijada
06 Dic 2007
05:30
Tags: política
JORDI SEVILLA
El nacionalismo catalán histórico ha conseguido, en buena medida, sus objetivos: recuperar las instituciones propias y avanzar en el autogobierno. A partir de este reconocimiento ha llegado a una encrucijada, ya que sabe que no puede detenerse pero no sabe muy bien hacia dónde ir. Esta situación, descrita así literalmente por el líder de Convergència i Unió, Artur Mas, en una reciente intervención pública, refleja lo que en cualquier otro movimiento político sería una profunda crisis de identidad que podemos extender a lo que está ocurriendo también en el nacionalismo vasco.
Dejando al margen las referencias a lo coyuntural y aceptando el carácter de propuesta refundadora a medio plazo que se atribuye el orador, la conclusión a la que llego tras una atenta lectura de la conferencia y de lo ocurrido en la asamblea del PNV es que es muy difícil defender en la España constitucional y autonómica de hoy un nacionalismo periférico que no sea etnicista e independentista. Los ardanzas y los pujols de antes se encuentran hoy sin espacio político, atrapados entre el impulso autonomista igualador de la Constitución, el rebrote del soberanismo independentista y, también, por qué no decirlo, por la utilización que de las instituciones autonómicas está haciendo el PP para confrontar con el Gobierno socialista de España mediante ataques sistemáticos de carácter reivindicativo. Eso es así hasta el punto de que en su intervención se olvida Mas del apelativo “nacionalismo” y utiliza “catalanismo”, que tradicionalmente ha significado otra cosa.
Centraré en tres puntos el análisis de la encrucijada nacionalista apuntada por Mas:
Primero, la definición del sujeto político. ¿Quién es catalán? El nacionalismo histórico define primero la nación para posteriormente referirse a los nacionales como aquellos que viven en esa comunidad de acuerdo con sus leyes, costumbres y tradiciones. Esta definición ya fue modificada por Pujol cuando dijo aquello de “es catalán quien vive y trabaja en Catalunya”. Es decir, no sólo el nacimiento, sino trabajar y vivir como esencia definitoria de la nacionalidad. Mas da ahora una nueva vuelta de tuerca al decir “es catalán quien se siente catalán y quienes viviendo en Catalunya quieren serlo”. Pasamos así de algo objetivo a algo voluntario, algo que se puede decidir ser o no ser. Llevado al extremo, podríamos tener una Catalunya sin catalanes ya que no basta con ser, hay que querer ser. El sentimiento de pertenencia a una comunidad nacional no se puede imponer, es de libre elección. Recuerda al antiguo discurso marxista diferenciando entre la clase obrera en sí y la clase para sí, que es aquella con conciencia de lucha revolucionaria. Puro subjetivismo. ¿Defenderá el nuevo catalanismo a todos los que viven y trabajan en Catalunya o sólo a aquellos que manifiestan su voluntad de ser catalanes?
En segundo lugar, la utilización deliberadamente ambigua que se hace del llamado derecho a decidir. La propuesta para el catalanismo del siglo XXI consiste en “plantearse el derecho de la nación catalana a decidir de forma democrática, libre y pacífica”. ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué hasta ahora no se ha hecho? Parece que no porque defiende que el mejor ejemplo del derecho a decidir ha sido el referéndum sobre el Estatuto. Y, además, cuando se establecen los principales retos de futuro de Catalunya, educación, apoyo a la familia, infraestructuras, financiación, cultura, etc. todos ellos caben dentro del Estatuto y de las competencias actuales. Dicho de otra manera, el derecho a decidir que plantea Mas es exactamente lo que vienen haciendo los catalanes desde hace años, de acuerdo con la Constitución y los Estatutos en un contexto de cuasi federalismo cooperativo. Si cualquier cambio de situación ha de ser negociado y pactado según las normas existentes tanto en el interior de Catalunya como entre Catalunya y el resto de España, ¿por qué hacer ahora un guiño al radicalismo verbal para esconder lo que hay?
En tercer lugar, el nuevo catalanismo de Mas sigue queriendo transformar España “en un Estado plurinacional”. Es decir, acepta compartir Estado tal y como reconoce nuestra Constitución cuando dice que las comunidades autónomas forman parte del Estado, renunciando, por tanto, a la identificación clásica entre nación y Estado. Las llamadas a favor de recuperar el ánima de la nación o al largo camino hacia el autogobierno y las libertades nacionales son pura retórica de un movimiento que establece como su objetivo principal el fortalecimiento de la comunidad nacional voluntaria y considera la consecución del poder político, un simple instrumento que no agota el proyecto de construcción nacional. ¿Es más importante, para el nuevo catalanismo, la sardana que la Generalitat? ¿Vuelve a primar el catalanismo cultural sobre el político?
Demasiadas dudas en una ideología nacionalista que tanto ha hecho por la convivencia democrática en España, pero que ha entrado en crisis según sus propios responsables. Y los equilibrios en el alambre que en ese contexto realizan dirigentes como Artur Mas o Imaz para intentar modernizar sus discursos nacionalistas son valiosos pero, me temo, cargados de contradicciones, vaguedades y ambigüedades que anticipan una etapa en la que el nacionalismo moderado que hemos conocido está en trance de sucumbir, aunque sea de éxito. De ahí, tal vez, la derrota de uno en su propio partido y la deriva del otro hacia el gesto y el verbo más soberanista. Porque defender, como hacen ambos, los derechos de las personas por delante de los derechos, históricos o no, de los territorios, es muy meritorio y liberal. Pero nada nacionalista, ya que esta ideología siempre ha situado a la nación eterna por encima de los ciudadanos pasajeros, como, por cierto, siguen haciendo, con éxito, Ibarretxe y Carod.
Todo apunta a que la siguiente ronda territorial en España, será diferente. Y ya hay quien está buscando posiciones.
Jordi Sevilla es diputado socialista
Ilustración de Patrick Thomas
¿Y si habláramos de los ciudadanos?. Sr. Sevilla:¿porqué el nacionalismo aragonés, catalan, vasco, extremeño, gallego…, es desintegrador y el nacionalismo español es integrador?¿ a qué se debe que nacionalismo es,exclusivamente, para usted Mas como lider de CIU, Imaz cuando lo era del PNV, Carod de ERC?Mire hace usted unas aseveraciones que, como mínimo,habría que considerar de una vulgaridad intelectual de tal calibre como para hacernos pensar que o donde ha robado o en qué tómbola le ha tocado el acta de diputado.Me explicaré: dice usted” … el autonomismo igualador de la constitución”.¿A quien intenta engañar?No tiene ninguna noción sobre la existencia en esa misma constitución del título VIII, que establece distintas vías, velocidades,… en la asunción de competencias y derechos según en la comunidad autónoma de donde cada uno de nosotros sea? Es eso igualador?. ¿Desconoce acaso que el artículo 8 de la constitución de 1978, define al ejército como GARANTE de la unidad de España? Me extraña que su ignorancia sea de tal nivel como para que desconozca que ese mismo ejército garante tiene su jefe en la figura de rey, a la vez jefe del estado hereditario e inviolable, que justifica su posición,según propias declaraciones no desmentidas, ”…en la legitimidad del régimen nacido el 18 de julio de 1936”. ¿No le parece sr.Sevilla nada democrático pervertir hasta el lenguaje para camuflar, manipular e impedir que seamos los ciudadanos y no los partidos políticis los que tengamos la capacidad, la soberanía, en el poder de decidir.Probablemente seré reo de terrorista si le digo que soy nacionalista aragonés, independentista de mi nación y del resto de naciones del estado, que para más inri no he condenado ninguna de las actuaciones de ETA, y que no trago con el hecho de que mi problema es ETA.No sr.Sevilla, mi problema, a quien considero terroristas es a quienes justifican, apoyan e intervienen en guerras de invasión,masacre y expolio de otros pueblos del mundo, a quienes se atribuyen la capacidad de determinar quien sí y quien no es ”demócrata”, a quien ilegaliza, encarcela y priva de sus derechos a ciudadanos en base a la ”convicción” del poder, en base a la ”convicción” de los que gerencian el poder y los intereses de las multinacionales, a los que se atreven a invadir, matar, ilegalizar, bombardear, encarcelar a los que piensan diferente, a los que se rebelan contra los intereses de sus amos,sr.Sevilla.Mire sr.Sevilla, mi nacionalismo se basa en ser, en tener la capacidad de decidir,junto con la ciudadanía de mi pais, sobre mi futuro, sobre como relacionarme con el resto de los pueblos, sobre el no tener que renunciar a mi historia, y poderla compartir en términos de solidadridad y de igualdad.El nacionalismo español que usted ofrece se basa en la imposición, en la injusticia, en la desconsideración del otro.Usted sr. Sevilla y los como usted, quieren imponernos que la autoridad es verdad, cuando soy de los convencidos de que la VERDAD ES LA AUTORIDAD.Salud y cuente con mi desconsideración más distinguida.
Sr. Alejandro, se repite. Utiliza el mismo esquema argumental que en el artículo anterior, lo que sugiere que usted parte siempre del mismo discurso para justificar sus ideas que, por otra parte, son del todo respetables. Ahora bien, si usted se considera ciertamente nacionalista e independentista de su nación aragonesa, no comprendo muy bien qué sentido tiene ser ”independentista del resto de naciones del estado” si lo que cuenta en una hipotética independencia de Aragón es sólo su propia geografía. Lo que hagan los demás, teóricamente, debería darle igual. Me da la impresión que usted en realidad no es lo que dice ser, sino la antítesis de lo que odia que, lamentablemente, no es ni mucho menos lo mismo. Hágaselo ver.
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El nacionalismo en la encrucijada
06 Dic 2007
05:30
Tags: política
JORDI SEVILLA
El nacionalismo catalán histórico ha conseguido, en buena medida, sus objetivos: recuperar las instituciones propias y avanzar en el autogobierno. A partir de este reconocimiento ha llegado a una encrucijada, ya que sabe que no puede detenerse pero no sabe muy bien hacia dónde ir. Esta situación, descrita así literalmente por el líder de Convergència i Unió, Artur Mas, en una reciente intervención pública, refleja lo que en cualquier otro movimiento político sería una profunda crisis de identidad que podemos extender a lo que está ocurriendo también en el nacionalismo vasco.
Dejando al margen las referencias a lo coyuntural y aceptando el carácter de propuesta refundadora a medio plazo que se atribuye el orador, la conclusión a la que llego tras una atenta lectura de la conferencia y de lo ocurrido en la asamblea del PNV es que es muy difícil defender en la España constitucional y autonómica de hoy un nacionalismo periférico que no sea etnicista e independentista. Los ardanzas y los pujols de antes se encuentran hoy sin espacio político, atrapados entre el impulso autonomista igualador de la Constitución, el rebrote del soberanismo independentista y, también, por qué no decirlo, por la utilización que de las instituciones autonómicas está haciendo el PP para confrontar con el Gobierno socialista de España mediante ataques sistemáticos de carácter reivindicativo. Eso es así hasta el punto de que en su intervención se olvida Mas del apelativo “nacionalismo” y utiliza “catalanismo”, que tradicionalmente ha significado otra cosa.
Centraré en tres puntos el análisis de la encrucijada nacionalista apuntada por Mas:
Primero, la definición del sujeto político. ¿Quién es catalán? El nacionalismo histórico define primero la nación para posteriormente referirse a los nacionales como aquellos que viven en esa comunidad de acuerdo con sus leyes, costumbres y tradiciones. Esta definición ya fue modificada por Pujol cuando dijo aquello de “es catalán quien vive y trabaja en Catalunya”. Es decir, no sólo el nacimiento, sino trabajar y vivir como esencia definitoria de la nacionalidad. Mas da ahora una nueva vuelta de tuerca al decir “es catalán quien se siente catalán y quienes viviendo en Catalunya quieren serlo”. Pasamos así de algo objetivo a algo voluntario, algo que se puede decidir ser o no ser. Llevado al extremo, podríamos tener una Catalunya sin catalanes ya que no basta con ser, hay que querer ser. El sentimiento de pertenencia a una comunidad nacional no se puede imponer, es de libre elección. Recuerda al antiguo discurso marxista diferenciando entre la clase obrera en sí y la clase para sí, que es aquella con conciencia de lucha revolucionaria. Puro subjetivismo. ¿Defenderá el nuevo catalanismo a todos los que viven y trabajan en Catalunya o sólo a aquellos que manifiestan su voluntad de ser catalanes?
En segundo lugar, la utilización deliberadamente ambigua que se hace del llamado derecho a decidir. La propuesta para el catalanismo del siglo XXI consiste en “plantearse el derecho de la nación catalana a decidir de forma democrática, libre y pacífica”. ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué hasta ahora no se ha hecho? Parece que no porque defiende que el mejor ejemplo del derecho a decidir ha sido el referéndum sobre el Estatuto. Y, además, cuando se establecen los principales retos de futuro de Catalunya, educación, apoyo a la familia, infraestructuras, financiación, cultura, etc. todos ellos caben dentro del Estatuto y de las competencias actuales. Dicho de otra manera, el derecho a decidir que plantea Mas es exactamente lo que vienen haciendo los catalanes desde hace años, de acuerdo con la Constitución y los Estatutos en un contexto de cuasi federalismo cooperativo. Si cualquier cambio de situación ha de ser negociado y pactado según las normas existentes tanto en el interior de Catalunya como entre Catalunya y el resto de España, ¿por qué hacer ahora un guiño al radicalismo verbal para esconder lo que hay?
En tercer lugar, el nuevo catalanismo de Mas sigue queriendo transformar España “en un Estado plurinacional”. Es decir, acepta compartir Estado tal y como reconoce nuestra Constitución cuando dice que las comunidades autónomas forman parte del Estado, renunciando, por tanto, a la identificación clásica entre nación y Estado. Las llamadas a favor de recuperar el ánima de la nación o al largo camino hacia el autogobierno y las libertades nacionales son pura retórica de un movimiento que establece como su objetivo principal el fortalecimiento de la comunidad nacional voluntaria y considera la consecución del poder político, un simple instrumento que no agota el proyecto de construcción nacional. ¿Es más importante, para el nuevo catalanismo, la sardana que la Generalitat? ¿Vuelve a primar el catalanismo cultural sobre el político?
Demasiadas dudas en una ideología nacionalista que tanto ha hecho por la convivencia democrática en España, pero que ha entrado en crisis según sus propios responsables. Y los equilibrios en el alambre que en ese contexto realizan dirigentes como Artur Mas o Imaz para intentar modernizar sus discursos nacionalistas son valiosos pero, me temo, cargados de contradicciones, vaguedades y ambigüedades que anticipan una etapa en la que el nacionalismo moderado que hemos conocido está en trance de sucumbir, aunque sea de éxito. De ahí, tal vez, la derrota de uno en su propio partido y la deriva del otro hacia el gesto y el verbo más soberanista. Porque defender, como hacen ambos, los derechos de las personas por delante de los derechos, históricos o no, de los territorios, es muy meritorio y liberal. Pero nada nacionalista, ya que esta ideología siempre ha situado a la nación eterna por encima de los ciudadanos pasajeros, como, por cierto, siguen haciendo, con éxito, Ibarretxe y Carod.
Todo apunta a que la siguiente ronda territorial en España, será diferente. Y ya hay quien está buscando posiciones.
Jordi Sevilla es diputado socialista
Ilustración de Patrick Thomas
11 comentarios
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Comentario por Iñaki — 06/12/2007 @ 12:31
Catalanes son aquellos que vivan en Catalunya, quieran serlo, y no sean definidos como charnegos por Jordi Sevilla desde la caverna de sus prejuicios
Comentario por No soy catalan, pero puedo serlo. — 06/12/2007 @ 12:43
Si parle Català soc Català, si hablo Castellano soy Español¿y si hablo ambos que soy?.Si visc a Catalunya soc Català, si vivo en otro lado soy Español¿y si vivo en ambos que soy?.La verdad la respuestas tendran un punto de vista:1º Nacionalistas Catalanes: soy Español2º Per al PP: Soc Català.
Comentario por popota — 06/12/2007 @ 14:14
Después de la OTAN, la monarquía, las privatizaciones, los contratos basura y el GAL, ahora resulta que el clarividente Sevilla ve ”ambigüedades y contradicciones”.
Nada que no se arregle en un par de tardes, se supone.
Qué cosas…
Firmado: Popota, a Proud Friend of Iñaki.
Comentario por gerardo — 06/12/2007 @ 17:10
Como mexicano, creo que el asunto catalán es una situación complicada, pero que merece puntos de vista más sensatos que la eterna apelación por el Estado. Poco se dice y se critica sobre el nacionalismo español y sus variantes más rancias con los falangistas o los skin-heads versión castiza. Poco se dice sobre la insuficiencias de la Constitución del 78, que simplemente no alberga la complejidad social de la península de nuestra época. Poco se compara con las experiencias federalistas de India, o la constitución de Sudáfrica. No se compara la situación española con la Unión Europea: en ambos casos vemos que hay una estructura socio-política compleja, pero en la UE, la complejidad se refleja en un cuerpo de instituciones y normas que vienen de distintas tradiciones culturales (francesa, escandinava, alemana, inglesa) y que compiten por ocupar sus espacios. Esto es: en la UE conviven culturas e instituciones diversas . En España no se admite la creación de realidades sociopolíticas que no vengan de Madrid y de la España. Se cree que las decisiones políticas atañen a todos durante todo momento. Se equivocan. No se habla del Senado o del Consejo de Estado como organismos fracasados en su misión original, (por lo menos en términos de política comparada), que es precisamente abordar estas situaciones entre pueblos, identidades y territorios.Creo que hasta hoy el discurso del PP, apelando por que España se rompe, ha ganado en los corazones de todos, y el nivel de debate se encuentra por los suelos. Creo que Mariano Rajoy podría ser una calamidad social y política. En caso que llegue a gobernar, irá a cerrar pinzas a sus ”enemigos” con su peculiar ignorancia e intolerancia.Espero no herir susceptibilidades. Sólo he querido dar una opinión vehemente.Saludos de Gerardo.
Comentario por l.g. — 06/12/2007 @ 23:03
Supongo que en un partido socialista y obrero que ahora se dedica a prometer bajadas de impuestos -dicrectos, claro- explicando que eso es de izquierdas no saben lo que es la contradicción. Candorosos ellos.
Comentario por Francisco González de Tena — 06/12/2007 @ 23:16
La izquierda de España cayó, desde la Transición e incluso antes, en una grave contradicción.Siendo por tradición genuinamente internacionalista nos hicimos ”compañeros de viaje” de los nacionalismos llamados periféricos (para distinguirlos de los centralistas) y de aquellos polvos…Cuando yo levanto mi puño estoy invocando solidaridad e igualdad, para ser fuertes. Desde luego muy lejos de las fronteritas y las diferencias construidas; alejadísimos de los tufos decimonónicos a los que nos llevan los iluminados que preconizaban supremacía de ”razas y lenguas” y a sus herederos legítimos actuales que recuerdan al automovilista que, después de circular durante kilómetros por el carril opuesto y matar a un inocente que iba por su carril, se empeñó en afirmar a la policía que ”todos los demás iban en dirección equivocada”. En un mundo globalizado los nacionalismos están haciendo el ridículo. Como empeñarse en escribir Cataluña sin la Ñ. ¡Ridículo!
Comentario por alejandro — 11/12/2007 @ 01:44
¿Y si habláramos de los ciudadanos?. Sr. Sevilla:¿porqué el nacionalismo aragonés, catalan, vasco, extremeño, gallego…, es desintegrador y el nacionalismo español es integrador?¿ a qué se debe que nacionalismo es,exclusivamente, para usted Mas como lider de CIU, Imaz cuando lo era del PNV, Carod de ERC?Mire hace usted unas aseveraciones que, como mínimo,habría que considerar de una vulgaridad intelectual de tal calibre como para hacernos pensar que o donde ha robado o en qué tómbola le ha tocado el acta de diputado.Me explicaré: dice usted” … el autonomismo igualador de la constitución”.¿A quien intenta engañar?No tiene ninguna noción sobre la existencia en esa misma constitución del título VIII, que establece distintas vías, velocidades,… en la asunción de competencias y derechos según en la comunidad autónoma de donde cada uno de nosotros sea? Es eso igualador?. ¿Desconoce acaso que el artículo 8 de la constitución de 1978, define al ejército como GARANTE de la unidad de España? Me extraña que su ignorancia sea de tal nivel como para que desconozca que ese mismo ejército garante tiene su jefe en la figura de rey, a la vez jefe del estado hereditario e inviolable, que justifica su posición,según propias declaraciones no desmentidas, ”…en la legitimidad del régimen nacido el 18 de julio de 1936”. ¿No le parece sr.Sevilla nada democrático pervertir hasta el lenguaje para camuflar, manipular e impedir que seamos los ciudadanos y no los partidos políticis los que tengamos la capacidad, la soberanía, en el poder de decidir.Probablemente seré reo de terrorista si le digo que soy nacionalista aragonés, independentista de mi nación y del resto de naciones del estado, que para más inri no he condenado ninguna de las actuaciones de ETA, y que no trago con el hecho de que mi problema es ETA.No sr.Sevilla, mi problema, a quien considero terroristas es a quienes justifican, apoyan e intervienen en guerras de invasión,masacre y expolio de otros pueblos del mundo, a quienes se atribuyen la capacidad de determinar quien sí y quien no es ”demócrata”, a quien ilegaliza, encarcela y priva de sus derechos a ciudadanos en base a la ”convicción” del poder, en base a la ”convicción” de los que gerencian el poder y los intereses de las multinacionales, a los que se atreven a invadir, matar, ilegalizar, bombardear, encarcelar a los que piensan diferente, a los que se rebelan contra los intereses de sus amos,sr.Sevilla.Mire sr.Sevilla, mi nacionalismo se basa en ser, en tener la capacidad de decidir,junto con la ciudadanía de mi pais, sobre mi futuro, sobre como relacionarme con el resto de los pueblos, sobre el no tener que renunciar a mi historia, y poderla compartir en términos de solidadridad y de igualdad.El nacionalismo español que usted ofrece se basa en la imposición, en la injusticia, en la desconsideración del otro.Usted sr. Sevilla y los como usted, quieren imponernos que la autoridad es verdad, cuando soy de los convencidos de que la VERDAD ES LA AUTORIDAD.Salud y cuente con mi desconsideración más distinguida.
Comentario por bko — 11/12/2007 @ 12:44
Sr. Sevilla, al margen de que coincida con usted en lo esencial de su artículo, creo que olvida a propósito que su propio partido también se haya inmerso en un momento confuso en el cual no sabe exactamente hacia dónde ir. En Catalunya son nacionalistas (”catalanistas”, si tiene a bien aceptar que ambos sinónimos pueden tener sus matices, aunque antes significara otra cosa), en Galicia y Baleares van de la mano con partidos de este cuño, en Navarra las cosas pintaban bastos para su partido si hubiera pactado finalmente con NaBai y en Euskadi algunos de sus miembros no dudan en denominarse como independentistas. Eso a grandes rasgos, pero profundizaré en el caso catalán puesto que es el que usted también parece conocer mejor pese a ser valenciano (y, como yo soy madrileño, estamos en igualdad de condiciones).
Todos conocemos ya las opiniones de Pasqual Maragall y sus archifamosas ”maragalladas”. También conocemos la simbiosis de Montilla de una posición ambigua a un abierto enfrentamiento con los cuadros no afines al pensamiento único. Sabemos que, por ejemplo, la ley de banderas, esa imposición simbolista que para algunos de nosotros puede tener poco sentido hoy en día, no se cumple sistemáticamente en pueblos bajo mando socialista ”y aquí no pasa nada”. Cierto, no pasa nada, pero si resulta que pagar impuestos me supone algo violento y por conciencia me niego a pagarlos, estaré haciendo algo similar y nadie podría reprochármelo. Así las cosas, la ley es igual para todos y todos estamos para cumplirlas, nos gusten o no.
Dicho esto, el péndulo sobre el que oscilamos los hombres está en su máximo apogeo sobre un lado. No tardará en volver a dar el giro, y algunas muestras nos dicen que la dirección que tomará será, con claridad, la contraria: surgen partidos socialdemócratas claramente posicionados en contra del provincianismo-nacionalismo-catalanismo que acabarán por pasar de ”moda del momento” a verdaderos centro de poder toda vez que el discurso nacionalista termine por perder vigencia. Empieza ya a verse en algunos lugares donde antes tales situaciones eran hasta ahora impensables. El mismo PSC tiene en sus filas dos corrientes divergentes que amenzan fractura. Tiempo al tiempo.
Sr. Alejandro, se repite. Utiliza el mismo esquema argumental que en el artículo anterior, lo que sugiere que usted parte siempre del mismo discurso para justificar sus ideas que, por otra parte, son del todo respetables. Ahora bien, si usted se considera ciertamente nacionalista e independentista de su nación aragonesa, no comprendo muy bien qué sentido tiene ser ”independentista del resto de naciones del estado” si lo que cuenta en una hipotética independencia de Aragón es sólo su propia geografía. Lo que hagan los demás, teóricamente, debería darle igual. Me da la impresión que usted en realidad no es lo que dice ser, sino la antítesis de lo que odia que, lamentablemente, no es ni mucho menos lo mismo. Hágaselo ver.
Comentario por alejandro — 11/12/2007 @ 15:00
A BKO. ¡Como se retrata¡ Dice que ”…no comprendo muy bien que sentido tiene ser independentista del resto de naciones del estado si lo que cuenta en una hipotética independencia de Aragón es solo su propia geografia.” Y para más profundizar en el argumento continúa: ”Lo que hagan los demás ,teóricamente, debería darle igual”.Mire, si además de leer intentase comprender lo que se dice sería mucho mejor. Mi independentismo hace referencia al derecho de decidir. ¿Como no voy a ser partidario de que los ciudadanos del resto de nacionalidades no tengan el mismo derecho? Tendría que ser como los nacionalistas españoles que entienden el que los demás ejerzan sus derechos o como una concesión suya, o como algo a reprimir.Le voy a dar otra pista para ver si es capaz de entenderlo: siendo nacionalista e independentista, me encuentro mucho más unido a los trabajadores madrileños que al presidente de la DGA, infinitamente más cercano a los agricultores extremeños, castellanos, que a la parva de políticos profesionales, arzobispo y demás jerarcas eclesiásticos. A mí no solo no me asusta lo diferente, sino que quiero aprender de ellos, de la misma manera que quiero que ellos aprovechen, en la medida que lo consideren conveniente, lo que pueda aportarles.Sí que lucho en contra de la uniformidad. Sí que me rebelo contra el que quiere hacerme vasallo de sus intereses, sumiso a su poder y justificador o hacedor de sus desmadres.Le puedo asegurar que no odio. De la misma manera le afirmo que no perdono.Dice usted que uso el mismo esquema argumental que el artículo anterior.Pues claro. Si se quiere ser intelectualmente honrado ¿se puede actuar de otra manera? Mire: evidentemente parto de unos principios, de unos valores, de unas ideas, e intento contraponer unos argumentos a posicionamientos con los que no estoy de acuerdo ¿usted no? Obviamente parten de definir una idea de España como democrática y unitaria. Bien, por mi parte considero que ni es una situación democrática, ni que España sea la misma y lo mismo, para Botín que para cualquier trabajador, por descontado que no siento los intereses de las multinacionales como los intereses de España, por lo menos con mis intereses, por si no le ha quedado claro le diré que cuando se habla de España como marco de convivencia, yo no lo siento ni me siento al lado de los que ilegalizan derechos de otros, de los que encarcelan por ideas, fíjese bien POR IDEAS, y no por actos, los que reprimen, encarcelan y violentan a otros por su convicción, no soy del mismo estado de los que matan, asesinan desde las instancias del poder, de los que mandan a otros a invadir, matar, expoliar a otros pueblos, otras gentes.Se lo diré de otra forma: pienso,con Marx, que la sociedad está dividida en clases, con intereses diferentes y contrapuestos.Para acabar le diré, me gusta más debatir que imponer, exponer argumentos que adivinar el fondo de la opinión del otro, más, mucho más rebelarme que ser sumiso.Desde Zaragoza dicalugo Alejandro
Comentario por bko — 12/12/2007 @ 09:53
A Alejandro. Sigue sin tener sentido su respuesta, es completamente legítimo que usted se sienta lo que le dé la gana, faltaría más. También es legítimo que existan otras ideas que coincidan con las suyas y que las haya opuestas y enfrentadas. Pero nada de todo eso justifica el axioma ”como yo soy independentista aragonés también lo soy del resto de nacionalidades”. No, perdone, pero es que una cosa no tiene nada que ver con la otra. Usted puede, si quiere, decir que se apoya en los demás independentismos para ”hacer fuerza común”. Si no es el caso, usted no es realmente un nacionalista-independentista, sino que simplemente no cree en la idea de España y piensa que cada territorio debería ir por su cuenta. Lo que me lleva a preguntarme si ese mismo ”derecho a decidir de todos” se puede aplicar también al hipotético caso de que Calatayud, la Franja, las Cinco Villas y Sobrarbe quisieran ir por su cuenta también. Si su respuesta es afirmativa, enhorabuena, es usted un auténtico nacionalista. Lo que no será es de izquierdas, ¿o eso lo considera usted compatible con la idea internacionalista del socialismo?Me alegra saber que no odia y que no perdona. Eso no cambia mi hipótesis más que en una palabra: sustituya ”odio” por ”contrario a todo lo establecido” o simplemente ”antisistema”.He insistido en lo de que se repite porque inserta en cada comentario suyo elementos que no tienen mucho que ver con los temas tratados. Habla de guerras ilegales, de dictaduras añejas… topicazos. No veo argumentos de peso en su planteamiento y sí muchas ideas precocinadas y refritas para adaptarlas a sus intereses, dicho con todo mi respeto.¿Marx? No me hable de Marx y al mismo tiempo me diga que es nacionalista e independentista. Eso demuestra que no le ha entendido. La sociedad de hoy no está dividida en las mismas clases que en el siglo XIX, si Marx fuera contemporáneo nuestro precisamente diría que la sociedad está dividida en aquellos que no pueden ver más allá de su parcela, los que pueden ver la suya y las que les rodean y aquellos que son capaces de imaginarse a la humanidad como un todo.No sé por qué clase de persona me ha tomado, pero como es lógico yo no soy de los que pretenden imponer nada. Es, simplemente, que me ha llamado la atención (y mucho) su amalgama de ideas confusas.Desde Madrid, au reveure Bko
Comentario por alejandro — 13/12/2007 @ 01:27
A BKO. De su comentario dos temas que me parece son interesantes y tocan temas de fondo de este debate. Por un lado, cuando plantea la relación de ”guerras ilegales, de dictaduras añejas…topicazos”.Relacionado determina las condiciones para ser un auténtico ”nacionalista-independentista”, y ”me amenaza” con considerarme un auténtico nacionalista, y la relación con el internacionalismo proletario.Mire,con respecto a lo de los topicazos,y me lo tomo considerándole convencido de ese argumento, le diré que si se refiere al hecho de que el estado español tenga un jefe del estado hereditario,inviolable, t que él mismo basa su aceptación ”…en la legitimidad del régimen nacido el18de julio de 1936”,pues vale,topicazo.Si lo plantea,porque en la nunca suficientemente alabada constitución de 1978, el ejército es GARANTE de la unidad de España, también de acuerdo,topicazo.Por descontado, si se refiere a que el jefe supremo de ese ejército es el mismo individuo jefe del estado,adelante,topicazo.Ni que decir que si se refiere a que los intereses españoles son los de las multinacionales,¡que decir”.Topicazo.Si…Topicazo.BKO.Seamos un poquitín serios.Esta idea de que si se es nacionalista,se quiere volver a las cavernas, aislarse de todo el mundo exterior y volver la edad media,no solo es ridícula,sino que insulta cualquier mediana inteligencia.Por descontado los defensores de tal brillantez ideológica, llevan implícito que esos nacionalistas son así, pero ellos no.Ellos son nacionalistas españoles y como es sabido, con ese explendoroso sentimiento uno está a salvo de todo que no sea ”hacia los objetivos que al frente se divisan”. Pues lo siento,no.Lo que se enmarca con las distintas configuraciones territoriales, actualmente existentes, son: para los poderesos:mercados; para los ciudadanos marcos de relación, de libertad, de solidaridad, de vida. La globalización,BKO,es para las multinacionales, aumentar su beneficio,expoliar más profesionalmente eso sí, masacrar a los que se les oponen-lo que no impide que lo que vendan es que la vida es valor inalienable-; para los ciudadanos es relacionarse con sentido de igualdad, de solidaridad, de aprendizaje, y sin considerar que para que uno vivva el otro se tiene que joder.Por una vez y sin que sirva de precedente, creáse que le puedo hablar de Marx, también de Lenin e incluso en este tema de Stalin.Cuando hablo de nacionalismo e independentismo le voy a repetir lo que ya le dije: hablo de derechos, hablo de un marco desde el que participar en una organización social en la que la soberanía para decidir recaiga en los ciudadanos, así como la relación con el resto del mundo.No se si será de izquierdas o no, pero créame, me da igual. Le hablo de un marco de transformación social, de revolución.Por terminar si cuando dice ”contrario a todo lo establecido””antisistema”, le contesto:premio, al final lo consiguió, tras arduaos intentos llegó al punto de que hay quien no está de acuerdo con un sistema basado en la explotación, en la represión hasta de las ideas, en el expolio hasta de los sentimientos, en el genocidio hasta de las palabras, en la imposición de la dignidad. Tiene razón, me rebelo contra un ardor patrio españolista imperial,salvaje e indigno, a la vez que intento vencer mi propiomiedo a ese poder que quiere imponernos la autoridad como verdad
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